viernes, julio 4

A las coronas que pinta Rancaño


¿Quién jugó conmigo al tren y ahora lo ha descarrila'o?
Debería sentir piedad por mí mismo,
si quisiera sentirla por cualquier cosa,
si quisiera que'l espejo no s'empañara,
si creyera que los ferroviarios se emplearán de nuevo.

¡Qué les corten los huevos..!
A dulces venenos que te hacen ver visiones
y que al final te quieren solo como amigos,
a las miradas que s'enredan entre gritos,
a otras tantas cosas que no tienen huevos.

Respiro del viento que yo mismo enveneno.
De los quebrantos que vuelven a quebrar,
de las coronas de las pinturas de Rancaño,
de besos con lengua –que no hay de otros-,
con turbio veneno de los ojos que me miran.

Se hiso tarde para Rosita.
Y alguien debe quitarle lo feo
a lo soñado que no se hace real,
a la prisa de flores envejecidas,
al ver regularmente de lejos.

. . .

I. M. *
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* Pintura: Fragmento de "Como colgado de sí", de E. Rancaño

1 comentario:

panterablanca dijo...

Joder, Barrabás!, siempre me dejas con la boca abierta, y lo digo por este poema, y por los dos anteriores.
Un lametón de pantera.