viernes, septiembre 21

Fin de la obra

Frente a mi mirada se cierne un oscuro telón,
siento que, además de la obra, mi vida se acaba.
La compañía actoral ya se ha marchado a su casa,
y ya se han llevado la utilería, que son los objetos
que llenan de recuerdos este teatro.
Las butacas despobladas observan incrédulas
el momento tan lastimosamente vacío frente a ellas.
El público -cuerpos de sangre, espíritu, sueños y esperanza-
se empieza a retirar, uno tras otro por la oscura salida.
Unos tras otros, todos: menos dos,
postrados, sin intenciones de moverse, en las primeras filas.
Uno de ellos porque no le gustó el final –incluso lo indignó.
Y el otro, el más tierno e iluso de todos los asistentes a la función,
porque en su ingenuidad sueña que el telón se vuelva a abrir.


. . .

I. M. *
-------------------------------------------------------------------------------------------------

El horizonte se confunde con un negro telón,
y puede ser...
como decir que se acabó la función

: Fito & Fitipaldis - Me equivocaría otra vez

(Si para ti fue un error, yo me equivocaría otra vez, y otra vez, y siempre. Me ofendes, pero para mí -eso que fue hermoso- no fue para nada un error)

2 comentarios:

Indigo dijo...

hummmm...Ojalá hubiera más ingenuos, quizá siendo muchos sí se volvería a levantar

Barrabás-Barrabás dijo...

En verdad que muy linda tu analogía, Indigo -como normalmente-.
Pero... sé que ya no será.
Diciendolo así, a veces quisiera que ese último espectador qu está dentro de mis venas dejara de soñar con eso...

Bueno, puede que ya no sepa ni lo que digo.

Gracias por tus palabras.