domingo, octubre 14

Bellísima comida para el cesto


Caminando en mi paseo solitario,
la soledad me toma de la mano.
Noche de asfalto,
insomnio andante.

En mi bolsillo encuentro palabritas
en un papel doblado, d’esas palabras
que hablan de la misma persona.
No puedo tenerlo más en mis manos,
lo hago una docena de pedacitos,
y se lo doy de comer a un bote en el camino,
pero ya en el corazón me lo he comido.

Antes yo viajaba mucho,
miles de kilómetros a todos lados.
Y ahora nada especial:
Otro pequeño paseo,
otro más d’esos, nocturnos.
Nada gano más que recuerdos,
nada en la soledad citadina veo.


. . .


I. M. *
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