El que menos debería

El odio es el que no debe ver a los demás jugadores
pues es el más propenso de todos,
propenso a sufrir, propenso a ser odio.
No hay ningún problema si el encantamiento
mira a los ojos a la mentira o al odio.
O si la mentira cruza la calle para saludar
efusivamente al encantamiento o incluso al otro.
Todo mientras el odio no sepa quienes son,
y como es que se relaciona, al final, todo.

Pues el tonto es el más propenso,
es el más propenso a sufrir y a odiar,
y hasta la Luna sabe que para hacerlo
es él, el que más razones tiene de todos.

Experiencias, caras, sentimientos.
Habladurías de Bar, de otro: madurez y proyectos,
y del triste: escondido gimoteo que no cesa.
Sólo el tonto puede ver que todo está unido,
unido al ser bañado de incierta Luna
que solo ese amó e hizo musa.

Sólo puede ver el entorno el que comprende,
y solo lo comprende el que menos tiene que verlo.
El que menos, por ser el más propenso,
el más propenso ser odio y estar en desolado sufrimiento.


. . .

I. M. *

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